Es como si hubieran roto todas las ataduras de mi existencia. Parece una cursilada, pero no lo es.
Ahora que estoy jubilada y limitada por mis achaques físicos y el mundo se me va cerrando poco a poco…
Ahora que mis familiares y mis amigas y amigos más queridos empiezan a desaparecer de mi vida…
Sí…, de repente, este aparato tecnológico me permite volar libremente, sin otra limitación que mi voluntad de llegar a ti y la tuya de recibirme.
No te conozco físicamente, tu nombre puede ser ficticio, pero eres tú y me escuchas y yo te escucho.
¿No es maravilloso?
Porque al fin y al cabo somos lo que pensamos, lo que sentimos, lo que amamos…, y en la medida que compartimos nuestro pensamiento con los demás nos enriquecemos, nos hacemos más persona, nos sentimos más libres.
Definitivamente, para mí, esto de los blogs y de las redes sociales es como una explosión de libertad, una nueva forma de vivir y de sentir. Y creo que no es una cursilada.
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