MI INFANCIA
En verano mi infancia era azul y verde. Azul de cielo y de mar, verde de campos… y de
mar. También estaban las petunias, los
alhelíes, las hortensias y las rosaledas
del parque. Era la plenitud de vivir en un marco de libertad y alegría.
El resto del año hibernaba en un mundo gris. Gris de
nubes, lluvia y noche… Y gris oscuro, casi negro de monjas y rezos y “eso es pecado” y “eso es de mala
educación”. Una sensación, de infierno y represión.
Hasta que mi profesora preferida, fea, vieja,
solterona de guerra y romántica, me
regaló el arco iris: un poema al anochecer, un libro a al mes. Y el invierno se
hizo verano… y la noche día.
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