Cariño mío, sólo hace
siete horas que nos despedimos en el aeropuerto y ya te echo de menos. Y no
creas, no es por lo mucho que me ayudas
en todo, sabes que soy una mujer independiente y decidida, es algo más profundo, más íntimo. Es que te amo realmente. Si me lo dicen hace unos pocos años, cuando
me divorcié después tanto tiempo de desengaños y soledad, no podría creerlo, pero sí, el amor existe y no importa la edad, ni la
condición social o cultural, ni la situación económica.
Lo que
hay entre tú y yo es verdadero amor, sosegado, sin estridencias…, o sí, porque es un amor
vivido con los cinco sentidos, que ocupa todas las horas del día y todos
los poros de la piel.
Nos amamos cuando nos
despertamos entre caricias y me preguntas cómo me encuentro o si he dormido
bien. O cuando en la noche te rodeo con mis brazos, piel con piel, para poder
soñar dulcemente.
Nos amamos cuando
estamos jugando en el hogar del pensionista, tú al dominó y yo a las
cartas y nos miramos con complicidad, diciendo
sin hablar: estoy aquí y te quiero.
Nos amamos cuando estamos
cantando en el coro, uno pendiente del otro, o cuando discutimos acaloradamente
por cuestiones de política y al llegar al
ardor máximo nos reímos de nosotros mismos por reñir a lo tonto.
Nos amamos cuando recoges mi
ropa, hueles mi aroma y aspiras profundamente y por eso yo utilizo el perfume
que a ti te gusta.
Nos amamos cuando comemos
juntos, yo como si fuera celiaca porque tú lo eres y tú como si estuvieras a
régimen porque estoy gordita.
Es un amor profundo y sensual
que hemos descubierto juntos, quizás
porque el ardor sexual estaba ya en sus momentos más bajos cuando
comenzamos nuestra relación pero, en
todo caso, es un amor absolutamente satisfactorio.
¿Cómo no voy a quererte? Estás
pendiente de mí momento a momento,
procurando que no me caiga, que no me esfuerce, que no me suba a los altos. Me
ayudas a sobrevivir con esta artrosis galopante que me incapacita para tantas
cosas. Me acompañas a todas partes y cuando vamos de compras, esperas
pacientemente a que escoja lo que quiero. Atiendes a mis amigos y amigas en
cualquier situación . Y sobre todo, por
encima de todo, quieres a mis hijos como
si fueran tuyos y los tratas con profundo respeto.
Encontrarte a estas alturas de
mi vida es lo mejor que me ha podido pasar porque has cambiado mi presente. Contigo me siento joven, hermosa,
inteligente, buena persona, cariñosa… y
como me lo creo procuro ser todas esas cosas para merecerlo y agradarte. El pasado, por negro que haya sido no cuenta.
Aquí y ahora soy feliz y es lo que
importa.
Por todo eso te echo de menos. Por todo
eso no quiero pasar ni un instante lejos
de ti.
Esperando con impaciencia el
momento en que volvamos a estar juntos, recibe
un beso muy grande.
Incuestionablemente bella, impensable en estos tiempos que corren.
ResponderEliminar