María de los Dolores, Loly para los amigos, se enamoró por primera vez al filo de los veinte años, cuando se bebe la vida deprisa porque parece que se escapa y se hacen proyectos de futuro duraderos y estables, con ese amor que ocupa todas las horas del día y todos los poros de la piel…. Luego vino el machismo al uso, las infidelidades de su marido, las discusiones cotidianas, una paliza y el fin… Diez años de amor y diez de sufrimiento que acabaron en rabia, frustración, dolor, y desesperanza.
Se volvió a enamorar al filo de los cuarenta, cuando se vive el presente sabiendo que el futuro es incierto, con ese amor que cala hasta las entrañas, asombrado por esta segunda oportunidad que le da la vida. Luego tuvo que revivir el machismo al uso, la desafección del padrastro hacia sus hijos, la lucha sorda por las diferencias culturales y económicas, las amenazas, un empujón y el fin… Ocho años de amor, doce de lucha agridulce por conseguir la estabilidad y ocho de resignación que acabaron en sensación de liberación, alegría por seguir viviendo sin complicaciones.
Y se volvió a enamorar al filo de los setenta, cuando sólo hay presente y no se piensa en el futuro, con un amor sosegado que reside en el alma, que valora por encima de todo la convivencia agradable y la compañía, que prima la sensualidad sobre la sexualidad… Y ahí sigue, hoy por hoy es feliz, sin más.
Porque, amigos, EL AMOR ES POSIBLE A TODAS LAS EDADES Y MERECE LA PENA ENAMORARSE pase lo que pase después.
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