domingo, 29 de noviembre de 2015

CARTA DE AMOR

        Cariño mío, sólo hace siete horas que nos despedimos en el aeropuerto y ya te echo de menos. Y no creas, no es  por lo mucho que me ayudas en todo, sabes que soy una mujer independiente y decidida,  es algo más profundo, más íntimo.  Es que te amo realmente. Si me lo dicen hace unos pocos años, cuando me divorcié después tanto tiempo de desengaños y soledad, no  podría creerlo, pero sí,  el amor existe y no importa la edad, ni la condición social o cultural, ni la situación económica.
        Lo que hay entre tú y yo es verdadero amor, sosegado, sin estridencias…,  o sí, porque  es un amor  vivido con los cinco sentidos, que ocupa todas las horas del día y todos los poros de la piel.
Nos amamos cuando nos despertamos entre caricias y me preguntas cómo me encuentro o si he dormido bien. O cuando en la noche te rodeo con mis brazos, piel con piel, para poder soñar dulcemente.
Nos  amamos cuando  estamos jugando en el hogar del pensionista, tú al dominó y yo a las cartas  y nos miramos con complicidad, diciendo sin hablar: estoy aquí y te quiero.
Nos amamos cuando estamos cantando en el coro, uno pendiente del otro, o cuando discutimos acaloradamente por cuestiones de política y al llegar al  ardor máximo nos reímos de nosotros mismos por reñir a lo tonto.
Nos amamos cuando recoges mi ropa, hueles mi aroma y aspiras profundamente y por eso yo utilizo el perfume que a ti te gusta.
Nos amamos cuando comemos juntos, yo como si fuera celiaca porque tú lo eres y tú como si estuvieras a régimen porque  estoy gordita.
Es un amor profundo y sensual que hemos descubierto juntos,  quizás porque  el ardor sexual  estaba ya en sus momentos más bajos cuando comenzamos nuestra relación  pero, en todo caso,  es un amor absolutamente satisfactorio.
¿Cómo no voy a quererte? Estás pendiente  de mí momento a momento, procurando que no me caiga, que no me esfuerce, que no me suba a los altos. Me ayudas a sobrevivir con esta artrosis galopante que me incapacita para tantas cosas. Me acompañas a todas partes y cuando vamos de compras, esperas pacientemente a que escoja lo que quiero. Atiendes a mis amigos y amigas en cualquier situación .  Y sobre todo, por encima de todo, quieres a mis  hijos como si fueran tuyos y los tratas con profundo respeto.
Encontrarte a estas alturas de mi vida es lo mejor que me ha podido pasar porque has cambiado mi  presente. Contigo me siento joven, hermosa, inteligente, buena persona, cariñosa…  y como me lo creo procuro ser todas esas cosas para merecerlo y agradarte.  El pasado, por negro que haya sido no cuenta. Aquí y ahora soy feliz  y es lo que importa.
        Por todo eso te echo de menos. Por todo eso no quiero pasar ni un  instante lejos de ti.
Esperando con impaciencia el momento en que volvamos a estar juntos,  recibe un beso muy grande. 



A LOS ABUELOS

   Nacimos  en malos tiempos: miseria, hambre, racionamiento…
    Crecimos  jugando en la calle: a la comba, a la línea, a las tabas, a las chapas o a las canicas,  sin coches ni impedimentos.
   Muchos de nosotros emigramos para ganarnos la vida y nos separamos de nuestros seres queridos, nos fuimos de nuestra tierra,   de nuestro pueblo… con  todo lo que eso significa.
   Les dimos a nuestros hijos  una educación muy superior a la que nosotros habíamos recibido y unos medios para independizarse que nosotros nunca tuvimos.
  Y aquí estamos criando nietos.
 Pero con ganas de vivir,  de seguir adelante, de divertirnos,  con esta sensación del deber cumplido, de haber sido capaces de darlo todo sin pedir nada a cambio.
  Ahora nos toca seguir nuestro camino en paz, disfrutando de la jubilación, de la familia, de los amigos…
   Creo que nos lo merecemos. 



domingo, 22 de febrero de 2015

CADA DíA UNA FLOR

En Murcia las buganvilias están en flor todo el año


DE PASEO



Refrescándose a la orilla del lago
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DE ESO NADA

                          

  Corrían los años cincuenta cuando María contaba 17 años. Era la segunda de tres hermanas y vivía con sus padres en una quintana propiedad de los abuelos. No eran unos potentados pero se las arreglaban muy bien, esos sí, trabajando como bestias, los tiempos no daban tregua. A María sólo le gustaba bailar y bailar y se escabullía siempre que podía de las faenas que le asignaban. Como su familia veía con preocupación la poca disposición de María para las labores de la casa decidieron buscar una casamentera que le buscara un marido y no tardó en venir con Fidel,  un hombre serio y responsable que sólo pretendía que la novia tuviera hacienda y estuviera entera.

Durante los siete meses que duró el noviazgo, su madre se cuidó muy bien de encerrarla en su habitación hasta que su novio viniera a buscarla los domingos para ir al baile. No es que él fuera un gran aficionado a ese tipo de meneo, más bien nada,  pero en el cortejo, ya se sabe, todo parece poco para complacer a la dama.  Él se sentaba y la miraba mientras ella bailaba sin parar con sus amigas.  Era como la bella potra salvaje que tenía en el corral, con buena estampa pero aún por domar.

   El tiempo pasó y llegó la época de las amonestaciones. Cuando ya estaba todo decidido y hablado, un día, al volver del baile, Fidel se puso un poco pesado.
   -Vamos al caramanchón. Es que con ese meneo que tienes me  pongo a cien.
   - ¿Al caramanchón? ¿A qué? No, está  muy oscuro y en cuanto oscurece, las ratas campan a su aire  -contestó María que sabía muy bien lo que Fidel pretendía-. Si estás caliente ve al río, verás como refrescas. ¿No vamos casarnos en dos meses? Pues espera  diantre, que todo llegará.
  
María sabía de eso. El año pasado, cuando fueron a la romería del Cristo, había bailado toda la tarde con uno de San Andrés. Cuando oscureció, él se empeñó en dar un paseo por la playa. La marea estaba baja y había unas piedras muy grandes que formaban una cueva debajo del muro. Beso va y beso viene, antes de que se diera cuenta,  el chaval se le había echado encima.
 -Vamos a pasarlo bien -le había dicho, pero de eso nada.
Lo del morreo no estuvo mal, tuvo su emoción, pero luego… en dos minutos se quitó el pantalón, le quito a ella las bragas, le metió su enorme miembro suspiró dos veces y se acabó. De aquello, María salió sin honra y con la convicción de que era lo más tonto que podía hacerse. ¡Ni comparar con el baile! ¡Ahí sí que se pasaba bien! Desde entonces bailaba como una loca, y hasta disfrutaba cuando comprobaba que los mozos la echaban miradas lascivas.  Por dentro se vengaba porque tenía totalmente decidido que nunca más accedería a algo tan estúpido.

   A Ella Fidel no le gustaba ni poco ni mucho, ni nada. Desde su punto de vista era un hombre mayor y no especialmente guapo, ni simpático, ni tan siquiera bailaba bien. Pero sabía que el matrimonio era su destino y que, si no era ese, sería otro. Una vez casada  y después de la “consumación”, estaba apañado si pensaba que ella iba a seguir haciendo eso así como así. La consumación era necesaria porque todo el pueblo sabía lo de la Maruja: como no había habido consumación, porque el novio murió de repente en el banquete de bodas,  se quedó sin nada.

   A Fidel en el fondo le gustó la negativa de su novia, eso era señal de que estaba entera y para él era fundamental,  así que no insistió más y se conformo con un discreto besuqueo. ¡Pobre hombre! No sabía lo que le esperaba.

sábado, 21 de febrero de 2015

CADA DÍA UNA FLOR

Otro pupurri de primavera

ME GUSTA, NO ME GUSTA

   Me gusta la incierta verdad científica y sus posibles falseamientos.

 Me gusta la historia y sus medias certezas.

 Me gusta el arte, la mentira evidente, la fantasía.


   No me gusta ningún dios, ningún credo, ninguna verdad  absoluta porque sí

jueves, 19 de febrero de 2015

CADA DÍA UNA FLOR



Las prímulas inundan de color la primavera, aquí ya han florecido





LOS COLORES DEL ALMA


  

          MI INFANCIA


En verano mi infancia era azul y verde.  Azul de cielo y de mar, verde de campos… y de mar. También estaban  las petunias, los alhelíes, las hortensias y  las rosaledas del parque. Era  la plenitud  de vivir en un marco de libertad y alegría.
El resto del año hibernaba en un mundo gris. Gris de nubes, lluvia y noche… Y gris oscuro, casi negro de monjas y  rezos y “eso es pecado” y “eso es de mala educación”. Una sensación, de infierno y represión.

Hasta que mi profesora preferida, fea, vieja, solterona de guerra y romántica,  me regaló el arco iris: un poema al anochecer, un libro a al mes. Y el invierno se hizo verano… y la noche día.

sábado, 14 de febrero de 2015

viernes, 13 de febrero de 2015

CADA DÍA UNA FLOR. Margaritas


 Es la época de las humildes margaritas, al menos en Murcia.Son muy agradables, piden poco y alegran mucho


RELATOS CORTOS. La venganza

                  
       

   Anoche me desperté y mi cama estaba fría y vacía. Como sonámbula salí de la habitación   y sentí  jadeos dos puertas más allá. Me senté a llorar en el recodo del pasillo. ¡Quién lo iba a decir!, Ramón, tan serio, tan circunspecto. Al poco lo vi correr semidesnudo hacia nuestro dormitorio. Me levanté, me dirigí a la habitación 235 y Mirian, la guapísima  chica con la que habíamos conversado en el hotel durante la cena, me miró asombrada.
   ­-Nunca he tocado a una mujer -le dije y ella me sonrió.
   Su cama era cálida  y acogedora.
   - ¿Dónde has estado? -preguntó Ramón angustiado cuando  regresé a mi habitación..
   -Fui a pedir una aspirina al conserje. Tenía dolor de cabeza.
   -Yo también tuve que ir a por un nolotil  –contestó aliviado.
   Al amanecer aún tenía la turbadora  sensación de pecado y placer.
   ¡Qué sueño tan extraño!
   ¿Venganza?

   ¿Asignatura pendiente?