jueves, 19 de febrero de 2015

LOS COLORES DEL ALMA


  

          MI INFANCIA


En verano mi infancia era azul y verde.  Azul de cielo y de mar, verde de campos… y de mar. También estaban  las petunias, los alhelíes, las hortensias y  las rosaledas del parque. Era  la plenitud  de vivir en un marco de libertad y alegría.
El resto del año hibernaba en un mundo gris. Gris de nubes, lluvia y noche… Y gris oscuro, casi negro de monjas y  rezos y “eso es pecado” y “eso es de mala educación”. Una sensación, de infierno y represión.

Hasta que mi profesora preferida, fea, vieja, solterona de guerra y romántica,  me regaló el arco iris: un poema al anochecer, un libro a al mes. Y el invierno se hizo verano… y la noche día.

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