domingo, 4 de diciembre de 2016

CADA DÍA UNA FLOR




Rosas del jardín de "La Vicaría2" en Norwich. 



COSAS DE AYER MISMO


POR LA MAÑANA TEMPRANO



  LA ANTIGUA CASA DEL PUEBLO.

Recuerdo que después de quitarnos las legañas y ponernos la misma ropa que en el día anterior nos dirigíamos corriendo a la cocina. Mi abuela, que se había levantado dos horas antes para encender el fuego y hacer las gachas, nos tenía preparado el cuenco y la cuchara.
Siempre estaba sentaba en un silla baja frente a la hoguera y a su derecha disponía de  una tosca mesita en la que tenía  las agujas de hacer punto , un huevo de madera con el que repasaba los calcetines una y otra vez, una cesta con los aperos de costura, el huso para hilar la lana y una plancha de carbón que ahora luce en mi salita.
 Vestía de negro de los pies a la cabeza, dicho con propiedad,  porque nunca la vi sin el pañuelo negro que en forma de pico y anudado en el cuello, tapaba  casi toda su cabeza dejando a la vista parte de la frente, los ojos, la nariz y la boca.
 Se pasaba el día sentada en aquella silla desde la que dominaba todo su mundo, ahora cocinaba, luego cosía, planchaba, tejía…. Desde su silla hacía un gran servicio a la familia… sin aspavientos  y eso  que  tenía no sé cuántos años, muchos, y si no los tenía los aparentaba.
Nosotras desayunábamos las últimas porque, mi padre y mi madre ya llevaban trabajando más de una hora. Comíamos las gachas sin remilgos, era lo que había, y luego preparábamos las cosas para ir a la escuela.
Yo poca cosa, un saquito  que me había hecho mi abuela con una sábana vieja, la pizarra, el pizarrín y el trapo para borrar.
Mi hermana era otra cosa, ¡qué envidia me daba!  El cabás de madera que frotaba una y otra vez con una  bayeta para que brillara, y dentro  el plumier, también de madera, con su lápiz, su goma y su sacapuntas , un cuaderno de pastas grises, un libro gordo que ponía enciclopedia  y un saquito blanco en el que guardaba con cuidada pulcritud  la labor, las tijeras, el dedal,  las agujas y los hilos. Lo dicho ¡Qué envidia!  Me moría de ganas de ser mayor para tener esas cosas.

EN EL OTOÑO DORADO


 Óleo de E. Llorca



El otoño es la estación del reposo después de la cosecha, cuando la naturaleza ha dado sus frutos  y se adorna  de espléndidos colores melancólicos acogedores y confortables,  sin agobios, sin calores,  con alguna que otra tormenta  y,  aún,  muchos días  gozosos.

En las estaciones de la vida,  al pasar de los sesenta comenzamos entrar en el otoño de nuestra existencia. Sí, es la edad del deber cumplido, de los recuerdos, y como el otoño nos adornamos de nuevas cualidades cálidas y acogedoras :el  amor por el amor, la ternura, la paciencia, darlo todo sin esperar nada, existir para vivir, simplemente… y totalmente.

 Y es dorado, porque han quedado atrás las grandes responsabilidades. Ya hemos cumplido, con el trabajo, con nuestros hijos y en muchos casos con nuestros padres. La responsabilidad ya es de los más jóvenes, y si adquirimos alguna obligación es de forma voluntaria. Pero  aún nos sentimos vivos, con ganas de  gozar de la vida plenamente,  con algunas limitaciones impuestas por los achaques  y la economía, eso es verdad, pero podemos disponer de nuestro tiempo, de nuestra actividad…

Podemos  hacer cosas que nunca pudimos por falta de tiempo: Leer, escribir, pintar, participar en distintas actividades culturales y físicas, viajar, ir al baile, salir con amigos y hasta ver en la tele lo que nos apetece y  a cualquier hora… Repito, con  las limitaciones de la edad, pero en la balanza pesa más el placer de seguir viviendo  más sabios, más libres, más conscientes

domingo, 29 de noviembre de 2015

CARTA DE AMOR

        Cariño mío, sólo hace siete horas que nos despedimos en el aeropuerto y ya te echo de menos. Y no creas, no es  por lo mucho que me ayudas en todo, sabes que soy una mujer independiente y decidida,  es algo más profundo, más íntimo.  Es que te amo realmente. Si me lo dicen hace unos pocos años, cuando me divorcié después tanto tiempo de desengaños y soledad, no  podría creerlo, pero sí,  el amor existe y no importa la edad, ni la condición social o cultural, ni la situación económica.
        Lo que hay entre tú y yo es verdadero amor, sosegado, sin estridencias…,  o sí, porque  es un amor  vivido con los cinco sentidos, que ocupa todas las horas del día y todos los poros de la piel.
Nos amamos cuando nos despertamos entre caricias y me preguntas cómo me encuentro o si he dormido bien. O cuando en la noche te rodeo con mis brazos, piel con piel, para poder soñar dulcemente.
Nos  amamos cuando  estamos jugando en el hogar del pensionista, tú al dominó y yo a las cartas  y nos miramos con complicidad, diciendo sin hablar: estoy aquí y te quiero.
Nos amamos cuando estamos cantando en el coro, uno pendiente del otro, o cuando discutimos acaloradamente por cuestiones de política y al llegar al  ardor máximo nos reímos de nosotros mismos por reñir a lo tonto.
Nos amamos cuando recoges mi ropa, hueles mi aroma y aspiras profundamente y por eso yo utilizo el perfume que a ti te gusta.
Nos amamos cuando comemos juntos, yo como si fuera celiaca porque tú lo eres y tú como si estuvieras a régimen porque  estoy gordita.
Es un amor profundo y sensual que hemos descubierto juntos,  quizás porque  el ardor sexual  estaba ya en sus momentos más bajos cuando comenzamos nuestra relación  pero, en todo caso,  es un amor absolutamente satisfactorio.
¿Cómo no voy a quererte? Estás pendiente  de mí momento a momento, procurando que no me caiga, que no me esfuerce, que no me suba a los altos. Me ayudas a sobrevivir con esta artrosis galopante que me incapacita para tantas cosas. Me acompañas a todas partes y cuando vamos de compras, esperas pacientemente a que escoja lo que quiero. Atiendes a mis amigos y amigas en cualquier situación .  Y sobre todo, por encima de todo, quieres a mis  hijos como si fueran tuyos y los tratas con profundo respeto.
Encontrarte a estas alturas de mi vida es lo mejor que me ha podido pasar porque has cambiado mi  presente. Contigo me siento joven, hermosa, inteligente, buena persona, cariñosa…  y como me lo creo procuro ser todas esas cosas para merecerlo y agradarte.  El pasado, por negro que haya sido no cuenta. Aquí y ahora soy feliz  y es lo que importa.
        Por todo eso te echo de menos. Por todo eso no quiero pasar ni un  instante lejos de ti.
Esperando con impaciencia el momento en que volvamos a estar juntos,  recibe un beso muy grande. 



A LOS ABUELOS

   Nacimos  en malos tiempos: miseria, hambre, racionamiento…
    Crecimos  jugando en la calle: a la comba, a la línea, a las tabas, a las chapas o a las canicas,  sin coches ni impedimentos.
   Muchos de nosotros emigramos para ganarnos la vida y nos separamos de nuestros seres queridos, nos fuimos de nuestra tierra,   de nuestro pueblo… con  todo lo que eso significa.
   Les dimos a nuestros hijos  una educación muy superior a la que nosotros habíamos recibido y unos medios para independizarse que nosotros nunca tuvimos.
  Y aquí estamos criando nietos.
 Pero con ganas de vivir,  de seguir adelante, de divertirnos,  con esta sensación del deber cumplido, de haber sido capaces de darlo todo sin pedir nada a cambio.
  Ahora nos toca seguir nuestro camino en paz, disfrutando de la jubilación, de la familia, de los amigos…
   Creo que nos lo merecemos. 



domingo, 22 de febrero de 2015

CADA DíA UNA FLOR

En Murcia las buganvilias están en flor todo el año


DE PASEO



Refrescándose a la orilla del lago
-

DE ESO NADA

                          

  Corrían los años cincuenta cuando María contaba 17 años. Era la segunda de tres hermanas y vivía con sus padres en una quintana propiedad de los abuelos. No eran unos potentados pero se las arreglaban muy bien, esos sí, trabajando como bestias, los tiempos no daban tregua. A María sólo le gustaba bailar y bailar y se escabullía siempre que podía de las faenas que le asignaban. Como su familia veía con preocupación la poca disposición de María para las labores de la casa decidieron buscar una casamentera que le buscara un marido y no tardó en venir con Fidel,  un hombre serio y responsable que sólo pretendía que la novia tuviera hacienda y estuviera entera.

Durante los siete meses que duró el noviazgo, su madre se cuidó muy bien de encerrarla en su habitación hasta que su novio viniera a buscarla los domingos para ir al baile. No es que él fuera un gran aficionado a ese tipo de meneo, más bien nada,  pero en el cortejo, ya se sabe, todo parece poco para complacer a la dama.  Él se sentaba y la miraba mientras ella bailaba sin parar con sus amigas.  Era como la bella potra salvaje que tenía en el corral, con buena estampa pero aún por domar.

   El tiempo pasó y llegó la época de las amonestaciones. Cuando ya estaba todo decidido y hablado, un día, al volver del baile, Fidel se puso un poco pesado.
   -Vamos al caramanchón. Es que con ese meneo que tienes me  pongo a cien.
   - ¿Al caramanchón? ¿A qué? No, está  muy oscuro y en cuanto oscurece, las ratas campan a su aire  -contestó María que sabía muy bien lo que Fidel pretendía-. Si estás caliente ve al río, verás como refrescas. ¿No vamos casarnos en dos meses? Pues espera  diantre, que todo llegará.
  
María sabía de eso. El año pasado, cuando fueron a la romería del Cristo, había bailado toda la tarde con uno de San Andrés. Cuando oscureció, él se empeñó en dar un paseo por la playa. La marea estaba baja y había unas piedras muy grandes que formaban una cueva debajo del muro. Beso va y beso viene, antes de que se diera cuenta,  el chaval se le había echado encima.
 -Vamos a pasarlo bien -le había dicho, pero de eso nada.
Lo del morreo no estuvo mal, tuvo su emoción, pero luego… en dos minutos se quitó el pantalón, le quito a ella las bragas, le metió su enorme miembro suspiró dos veces y se acabó. De aquello, María salió sin honra y con la convicción de que era lo más tonto que podía hacerse. ¡Ni comparar con el baile! ¡Ahí sí que se pasaba bien! Desde entonces bailaba como una loca, y hasta disfrutaba cuando comprobaba que los mozos la echaban miradas lascivas.  Por dentro se vengaba porque tenía totalmente decidido que nunca más accedería a algo tan estúpido.

   A Ella Fidel no le gustaba ni poco ni mucho, ni nada. Desde su punto de vista era un hombre mayor y no especialmente guapo, ni simpático, ni tan siquiera bailaba bien. Pero sabía que el matrimonio era su destino y que, si no era ese, sería otro. Una vez casada  y después de la “consumación”, estaba apañado si pensaba que ella iba a seguir haciendo eso así como así. La consumación era necesaria porque todo el pueblo sabía lo de la Maruja: como no había habido consumación, porque el novio murió de repente en el banquete de bodas,  se quedó sin nada.

   A Fidel en el fondo le gustó la negativa de su novia, eso era señal de que estaba entera y para él era fundamental,  así que no insistió más y se conformo con un discreto besuqueo. ¡Pobre hombre! No sabía lo que le esperaba.

sábado, 21 de febrero de 2015

CADA DÍA UNA FLOR

Otro pupurri de primavera

ME GUSTA, NO ME GUSTA

   Me gusta la incierta verdad científica y sus posibles falseamientos.

 Me gusta la historia y sus medias certezas.

 Me gusta el arte, la mentira evidente, la fantasía.


   No me gusta ningún dios, ningún credo, ninguna verdad  absoluta porque sí

jueves, 19 de febrero de 2015

CADA DÍA UNA FLOR



Las prímulas inundan de color la primavera, aquí ya han florecido





LOS COLORES DEL ALMA


  

          MI INFANCIA


En verano mi infancia era azul y verde.  Azul de cielo y de mar, verde de campos… y de mar. También estaban  las petunias, los alhelíes, las hortensias y  las rosaledas del parque. Era  la plenitud  de vivir en un marco de libertad y alegría.
El resto del año hibernaba en un mundo gris. Gris de nubes, lluvia y noche… Y gris oscuro, casi negro de monjas y  rezos y “eso es pecado” y “eso es de mala educación”. Una sensación, de infierno y represión.

Hasta que mi profesora preferida, fea, vieja, solterona de guerra y romántica,  me regaló el arco iris: un poema al anochecer, un libro a al mes. Y el invierno se hizo verano… y la noche día.

sábado, 14 de febrero de 2015

viernes, 13 de febrero de 2015

CADA DÍA UNA FLOR. Margaritas


 Es la época de las humildes margaritas, al menos en Murcia.Son muy agradables, piden poco y alegran mucho


RELATOS CORTOS. La venganza

                  
       

   Anoche me desperté y mi cama estaba fría y vacía. Como sonámbula salí de la habitación   y sentí  jadeos dos puertas más allá. Me senté a llorar en el recodo del pasillo. ¡Quién lo iba a decir!, Ramón, tan serio, tan circunspecto. Al poco lo vi correr semidesnudo hacia nuestro dormitorio. Me levanté, me dirigí a la habitación 235 y Mirian, la guapísima  chica con la que habíamos conversado en el hotel durante la cena, me miró asombrada.
   ­-Nunca he tocado a una mujer -le dije y ella me sonrió.
   Su cama era cálida  y acogedora.
   - ¿Dónde has estado? -preguntó Ramón angustiado cuando  regresé a mi habitación..
   -Fui a pedir una aspirina al conserje. Tenía dolor de cabeza.
   -Yo también tuve que ir a por un nolotil  –contestó aliviado.
   Al amanecer aún tenía la turbadora  sensación de pecado y placer.
   ¡Qué sueño tan extraño!
   ¿Venganza?

   ¿Asignatura pendiente?

jueves, 13 de marzo de 2014

Y TAMBIEN EL MAR


Sí, también el mar
 

 
El Mar Cantábrico en Asturias

Materia prima de mis juegos de infancia
Cómplice necesario de mi gozosa, múltiple y dulce maternidad

 








El Océano Atlántico en las Islas Canarias   

 Una ventana a una nueva luz
 Bálsamo de mi fracaso
 Testigo de mi dolor
 Compañero de mi soledad



                                                                                    



Y otra vez el Cantábrico

Testigo de una nueva pasión por la vida
De los años agridulces posteriores
Y de nuevo consuelo al  desencanto y la soledad




 
Y ahora el Mar Mediterrabo

Calor, paz, sosiego,                                    
Largos paseos en busca de alivio a mis
huesos doloridos

Sí, siempre el mar
Música, paisaje, frescor, sal, energía, vitalidad…            
Sensaciones placenteras que han forjado mi vida

Sí, el mar
Eterno, inmutable…
Distinto a cada instante.

EL DERECHO A LA VIDA



Pienso en ti cuando me levanto y cuando me acuesto.  Te echo de menos a la hora de de desayunar y a la hora de comer  y a la hora de cenar.

Sí hijo mío,  porque te quise, y te quiero, con todas mis fuerzas te echo de menos.

Aunque sé  que  lo peor era que me hubieras sobrevivido y que esa era mi mayor preocupación cuando vivías.

Aunque sé que, a pesar de que estabas rodeado del amor de tu familia y de todo tipo de comodidades y atenciones, no eras feliz.  Porque sabías que eras diferente, porque querías volar pero habías nacido sin alas.  Porque querías tener  trabajo y  casa propia  y  familia, y  amigos… Porque querías ser independiente, como los demás …  y sabias que no podías.

Sí hijo mío, lloro por ti y por todos los que como tú nacen sin destino ,  sin posibilidades de tener una vida  plena.  Porque, aunque algunos, faltos de todo tipo de empatía,  crean que no sienten ni padecen, sí que sienten  y sí que padecen.

Todos tenemos derecho a la vida, a una vida plena, con días felices y días dolorosos, acertando o equivocándonos… sí, pero siendo independientes.
UNA MADRE

miércoles, 19 de febrero de 2014

EL MENSAJE DE QUERUBINA

   
   Querubina, una doctora extremadamente agradable, nos decía el otro día en una charla sobre fibromialgia :
    -Tenemos que levantarnos, mirarnos al espejo y si no estamos conformes con nuestra imagen arreglarnos hasta que nos veamos como nos gusta, piropearnos a nosotros mismos y ponernos en marcha con espíritu positivo, aunque las cosas no vayan muy bien, porque así, sube la serotonina y las endorfinas y todo resulta menos doloroso
  -Es por nuestro bien -decía   con una sonrisa sincera y una alegría contagiosa-, todo es mejorable, no dejéis que el dolor os abata.
  - Ponernos en marcha y fijarnos e las pequeñas cosas que nos rodean y son agradables: el desayuno que nos gusta, el paisaje, las flores..., hasta la lluvia e inclusive el viento es agradable si nos preparamos convenientemente para recibirlo.

  Hace mucho tiempo que profeso la religión que Querubina nos proponía con entusiasmo, y sí, es verdad,  el talante con el que nos enfrentamos a la bueno y a lo malo hace mucho por nosotros mismos.
   Vivimos en un país en donde  lo que se espera de nosotros es que vivamos entre penas, remordimientos, amarguras y actitudes prefijadas ante determinadas situaciones - la enfermedad, la muerte, el abandono, el fracaso... etc  y si no respondemos según los prototipos esperados "está mal visto" .... No se puede penar eternamente por lo irremediable, por eso, por que no se puede remediar, hay que seguir viviendo...  y lo mejor posible, digan lo que digan los demás.
  

sábado, 15 de febrero de 2014

MI JARDÍN. Más flores


  Sé que se siente gran alegría ver flores en pleo invierno, cuando hace frío y uno está metido en casa esperando a la primavera con impaciencia. Por eso os pongo de nuevo las flores de mi jardín. Es increíble que a  15 de febrero luzca como en pleno verano, y que pueda ir casi todos los días a la playa, no me baño porque el agua está un poco fría para mis maltrechos huesos, pero no está mas fría que en el cantábrico en pleno verano.




jueves, 13 de febrero de 2014

MI JARDÍN


                                  

 
 
Ya os lo he contado en alguna ocasión. En verano mi infancia era azul y verde, azul de cielo y de mar y verde de campos… y de mar. También estaban las sensaciones multicolores de las petunias de los jardines del Náutico, los alhelíes de los jardines de la Reina y las rosaledas del parque de Isabel la Católica. Era una sensación de vivir en plenitud en un marco de libertad y alegría. En invierno mi vida era gris. Gris de nubes y lluvia y noche… Y gris oscuro, casi negro, de monjas y  rezos y “eso es pecado” y “eso es de mala educación”. Una sensación de ahogo en un marco de “ infierno” y represión.

Luego vino el amor,  la maternidad y el trabajo. Un jardín multicolor interno, espiritual, que no precisaba de nada más. Era vivir con mayúsculas. Pero un día descubrí la infidelidad y empecé a cultivar mi primer jardín físico. Poca cosa, cuatro macetas en aquel quinto piso del centro de Gijón. Y las macetas fueron aumentando a medida que aumentó el desamor, sin duda,  para paliar aquella sensación de impotencia y de fracaso en un mundo de convencionalismos e hipocresía. Hasta que todo estalló y vino la separación y la ruptura de la familia. “Mi familia” algo para lo que había vivido y por lo que había soportado muchas humillaciones.

Pero pronto encontré un nuevo amor y un nuevo jardín; inmensos y por ello no exentos de malas hierbas. Y la vida continuó de forma agridulce. Mi jardín se hacía más y más  intenso de forma inversamente proporcional a  mi amor. Mis hijos se independizaron. Llegó la jubilación… Era una atmósfera asfixiante en un marco de rutina y abandono.

Un día comprendí que estaba sola y busqué otro lugar y otro jardín más pequeño en el que se podían controlar las malas hierbas. Y,  a pesar de mi soledad, volví a sentirme libre y viva.

Y al poco vino de nuevo el milagro. Un nuevo amor, sosegado, sin aspavientos, sin alardes... Un nuevo lugar,  muy lejos,  y un nuevo jardín, más pequeño, pero compartido con mi nueva pareja, con mis hijos, con mis nietos.  Y vuelvo a sentirme como en los veranos de mi infancia, verde y azul de mar y de cielo, con mi pequeño jardín abigarrado de flores….Una sensación de vivir plenamente en un marco libertad y  alegría, esperando plácidamente el fin.

 

martes, 26 de febrero de 2013

COSES DE AYER MISMO. El güelu, la güelina y el caballu blancu.



           
   Durante muchos años, la pared central del comedor de mi casa, la casa de mis padres  claro, estuvo presidida por la foto de boda de mis abuelos. Él,  sentado en una silla,  erguido, con la cabeza alta, la mirada dura, sus abundantes bigotes en primer plano y el sombrero en la mano. Ella de pié,  con un brazo sobre el respaldo de la silla, alta, espigada, extremadamente guapa, con un vestido claro y una cinta en la frente que recogía su cabello discretamente rizado. Parecían una pareja perfecta: él representaba  la fortaleza, ella la dulzura y la fragilidad. 
   Pero la realidad pura y dura era otra.
   El güelu  era pequeño y un poco contrahecho, razón por la que cojeaba ligeramente.        
   Era  cabezón, pelirrojo ( y dicen que no lo hay bueno), con un mostacho desmesurado de un  rojo amarillento  descolorido por lo mucho que fumaba en una pipa que, encendida o apagada, permanecía eternamente adosada a sus labios;  a decir verdad,  no recuerdo si se la quitaba para comer. Tenía muy mal genio, era déspota y mandón. Se había constituido en el jefe indiscutible de la familia. Su razón  era ley. Sólo lo que él hacía o lo poco que decía  estaba bien y no podía ser objeto de crítica.  Aunque bien mirado, hacer,  lo que se dice hacer, hacía muy poco. Se puede decir que veía transcurrir la vida sentado en un sillón de su exclusivo usufructo que sólo abandonaba para cultivar su propio tabaco y alguna que otra cosilla.
   Ella , a pesar de su avanzada edad, era alta y esbelta , de pelo abundante y rizado aunque cano, con la mirada dulce y la expresión siempre alegre y sonriente, cariñosa, extremadamente servicial y muy habladora. Además, en contra a lo que la foto sugería, ella era la que realmente se movía para mantener a la familia.  Recuerdo que tenía aptitudes comerciales y cuando llevaba a la plaza las cuatro cosas que producían, compra aquí y vende allá, venía con provisiones para toda la semana. ¡ Ah!,  y siempre que no estuviera el güelu delante,  cantaba tangos , coplas y cosas así
  Yo  no me podía explicar cómo una mujer tan hermosa, buena y  trabajadora, se había casado con aquel hombre tan poca cosa y tan desagradable.
   En uno de esos momentos de intimidad en el que nos encontrábamos mi hermano y yo con mi abuela al calor del fuego le pregunté:
   -Güelita, ¿cómo te enamoraste  del güelu?
   -El güelu  era d’una casería  de un pueblu cercanu al nuestru,  decíen que de muchos posibles,  pero na d’eso,  to presunción , “mucho  ruidu y poques  nueces” , de “perres” na de na.
   -Sí, pero ¿cómo lo conociste?
   -Pa ser sincera  no sé onde me vio, pero cuando dijo a mi padre que quería  cortéjame  pa casase, todos lo vieron con buenos ojos
   - Pero… el güelu de joven  ¿era alto y guapo?- pregunté intentando saciar mi curiosidad.
   -¡Que va! Era más o menos como ye, un poco más altu, tos menguamos cola edad.
   - Entonces,  ¿cómo es que tú tan alta y guapa te casaste con un mozo  tan birria?
   -No sé… A decir verdad, creo que antes de casame nunca lu  vi de pie.
   -!Qué tontería! ¿Es que no fuisteis novios? ¿Cómo es posible que no lo vieras nunca?
   - Si, verlo si lu tenía visto… Vino a cortejar unes cuantes veces,  cuatro o cinco. Llegaba  montao  nun caballu blancu , yo salía a la quintana…,  hablábamos…, mirábamos l’unu pa l¡otru…,  reíamos…, Pero  nunca se bajó del caballu. Y  como  tenía fama de ricu y todos decçien que era tan buen partido…,  no se…,  no me fijé mucho
Nosotros la mirábamos estupefactos.
- La verdad ye que subído n’a quel hermosu caballu blancu ¡ parecía tan buen  mozu!
La abuela se quedo pensativa como extasiada y luego como si volviera de pronto a la realidad añadió:
- Ya veis, cuando quise dame cuenta ya  taba casada.


domingo, 24 de febrero de 2013

MI JARDÍN

Estamos en pleno invierno pero el jardín sigue proporcionándome grandes satisfacciones que quiero compartir.


Las aspidistras ( hojas de salón) están inmensas. Ésta por ejemplo tiene casi un metro de ancho y más de cien hojas de entre 40 y 75 cm de longitud. Es una de planta sensacional, de las mías, no necesita muchos cuidados y se de en cualquier sitio: con sol, sin sol....Un cielo aunque no de flores.


Las prímulas ya están en flor, algunas son nuevas, las de años anteriores comienzan a florecer. Son bellisimas y económicas, eso sí en verano hay que protegerlas del sol, pero  ahora alegran la vista.



Las más perezosas son las azaleas, o las más delicadas, porque son muy exigentes en cuanto al tipo de agua la humedad y el abono.

miércoles, 13 de febrero de 2013

LOS COLORES DE LA NATURALEZA


Aunque no para de llover, hace frío, graniza... algunas plantas del jardín  lucen impasibles su belleza

martes, 12 de febrero de 2013

PARA OLAYA



No había duda.  ¡Estaba embarazada! La rana, (que era el predictor de los tiempos) y mis continuas nauseas lo atestiguaban. Sentí una extraña sensación de alegría y temor, pensaba en ello a todas horas, sin tregua, pero poco a poco me fui identificando con aquella cosita que crecía dentro de mí. Es más, llegué a creer de forma inconsciente que aquel ser con el que hablaba en silencio formaba parte de mi misma y nunca saldría. Pero en una fría y húmeda madrugada de enero fui consciente de que pujaba por salir y dolor a dolor se abría camino por mis entrañas. Cuando creí que era imposible aguantar un  sufrimiento más intenso, la comadrona me dijo. ¡Ya está aquí! Y tras unos segundos eternos ¡Es una niña!  Fue algo difícil de describir, de pronto la vi, ensangrentada, amoratada…, pero en toda mi vida había visto algo tan hermoso.
     He tenido una vida plena, llena de alegrías y sinsabores, como casi todo el mundo, y he vivido momentos muy felices, pero,  para mí, no hay nada comparable a la dicha que te proporciona el ver por primera vez a tu hija o hijo.

LOS COLORES DE LA NATURALEZA. Mundo submarino

 
                                                        Oye y tú, ¿estudias, trabajas o eres nini?

NO TE OLVIDARÁN JAMÁS. Poema de Jesús Sánchez Tamón


Dice el cantar:
Asturias, patria querida
Asturias de mis amores…………..

















Y dice Jesús  Sánchez Tamón

                                    Nadie sabe,  que se siente,
al llegar a tierra hermana,
y cantai, aquella xente,
una canción asturiana.

Ponse la piel de gallina,
Al ver aflorar el llantu,
Lloren , po la su Asturies,
Que siempre, quisieron tantu.

Háblesyos, de Tapia y Navia, de Luarca y Vegadeo, De Avilés, Candás y Luanco, de Muros y Cudillero, de Gijón, Colunga y Lastres, del Fitu, tamién de Llanes, De San Isidro, de Sotres, de Bulnes y de Pajares, y de eses rutes famoses, que son Covadonga y Cares, háblesyos , de la Felguera y sama, sin olvidar a Somiedo, a Mieres, a Pola Lena, a Pola Siero y a Oviedo.

                                    Que alegría sienten todos,
                                    a l nombrar, yo estos Pueblos
que fueron, parte de sus vides,
de sus amores primeros.
Vuelve aflorar la nostalgia,
Y una lágrima resbala,
al sentirme, entonar,
esta canción Asturiana.




lunes, 4 de febrero de 2013

HÓRREOS NORUEGOS

El invento del hórreo no es exclusivo de Asturias y Galicia. Esta preciosidad está en Noruega y,  como aquí en Asturias, están considerados patrimonio cultural y tienen que tenerlos muy cuidados aunque, en general,  ya no los usan como graneros sino simplemente de adorno.

martes, 29 de enero de 2013

ÁFRICA. Fotografía de Beatriz de la Iglesia,

   ¡Qué tranquilidad dormir la siesta mientras vigila el pajarito!


lunes, 28 de enero de 2013

HÓRREOS Y PANERAS DE MI TIERRA


 Otra preciosa "panera" de mi tierra ( una panera es un hórreo con más de cuatro pies). Como se puede ver los hórreos y paneras de Carreño están profusamente decorados con dibujos y leyendas que tienen un significado esotérico: traer la abundancia, ahuyentar al demonio y a los malos espíritus, bendecir la cosecha y el "sanmartino" (chorizos, jamones etc.) que se guardaban a salvo de ratones y otros animales, etc...


domingo, 27 de enero de 2013

LOS COLORES DE LA NATURALEZA . Buganvillas

Mientras aquí estamos helados en Canarias florecen las buganvillas. ¡Que envidia!



EL TÍO FONSO ¡VAYA TELA!



   Mi tía Manuela estaba casada con Fonso.  Era un hombre de mucha labia y trato agradable. Aunque no tenía muchos estudios ni una educación esmerada, se hizo agente comercial al acabar la guerra y le fue tan  bien  que al cabo de unos pocos años, allá por el 43,  tenían una situación muy desahogada. Como en aquellos tiempos el común de los españoles vivía de forma casi miserable se puede decir que eran  “ricos” .  En realidad  no se llamaba Alfonso, era una especie mote heredado de su padre, así que en cuanto empezó  prosperar en los negocios todo el mundo lo conocía por “Don  José”, su verdadero nombre.
    Pero de pronto, por el  año 52 o 53 , las cosas comenzaron a cambiar.  A pesar de lo mucho que trabajaba Fonso  - nunca estaba en casa, siempre trabajando -,  el dinero que llegaba a la familia era cada día más escaso y comenzaron a pasar necesidades. Ella quería que sus hijas tuvieran una buena educación, así que estiraba el presupuesto hasta lo increíble, hacía de modista, de “fontanera”, de “albañila” y todo lo que hiciera falta con tal de tener lo suficiente para llevarlas a un buen colegio de pago.
    Fonso cada vez trabajaba más y más lejos y pasaba largas temporadas en Madrid, donde estaba la central de su empresa. Manuela, que estaba siempre sola,  lo admiraba por los sacrificios que tenía que hacer para mantener dignamente a la familia, eso sí cuando venía colmaba de caricias y atenciones a sus mujeres. 
   Pero un  mes de agosto del 72 , no recibió  los dinerillos  que Fonso  le mandaba desde Madrid..  Ella no se alarmó excesivamente porque ya lo había hecho en otras ocasiones. Pero lo mismo ocurrió en septiembre, y  los ahorros de la familia no daban como para pasar otro mes “viéndolas venir”. Así que Manuela , que no tenía costumbre de enfrentarse a situaciones fuera de las cuatro paredes de su casa, acudió  a una de sus hijas  para que le ayudara a investigar el paradero de su marido y ver lo que había pasado.
              En muchas ocasiones he oído a mi prima contar la situación:

En ese momento nos dimos cuenta de que mi padre era un auténtico desconocido. En la dirección que teníamos, donde él decía que paraba habitualmente cuando estaba en Madrid,  ni lo conocían.  En la casa de seguros,  en la que creíamos que trabajaba, hacía muchos años que no sabían  nada de él.
   Buscando la forma de localizarlo se nos  ocurrió llamar a un antiguo socio y amigo de la familia que tras evasivas, disculpas y eternos aplazamientos, al fin, viendo nuestra angustia, nos facilitó un teléfono en el que tal vez pudieran saber de él .
   Mi madre, preocupada y  nerviosa llamó de inmediato y se puso al habla una voz infantil.
               -¿Quién es?
   No sabía a dónde llamaba, así es que se quedó un poco confusa y preguntó de forma tímida y titubeante:            
               - Por favor  ¿Estará por ahí Fonso?
               - No. Aquí no hay ningún Fonso  -dijo la niña y sin más colgó.
    La situación era desesperada, no teníamos ninguna otra pista de mi padre y de pronto nos dimos cuenta de que deberíamos preguntar por José, su nombre verdadero.
   Volvimos a llamar. En esta ocasión me puse yo al teléfono, más ducha en andar por el mundo. 
                - Dígame.
                -Esta vez era una voz de señora madura.
                - Por favor, ¿está  José ?
                - ¿Qué  José ?, supongo que pregunta por Jose  ¿ no?
    No supe qué contestar, así que nos sumimos en un silencio inquietante  a la vista de lo cual  la mujer me aclara :
                - Quiero decir que si pregunta por Jose …  hijo.
    - Pues… ni padre ni hijo. Disculpe, vamos a ver,  pregunto por Don José Pérez  Barrios
    - !Ah!, bueno…, ya. Era mi marido que en paz descanse.  Murió ya va  para  dos meses.  Supongo que usted no lo sabía  ¿Qué es lo que quería?
                Eso sí que no me lo esperaba.
    - No  nada, lo siento, supongo que no nos referimos a la misma persona porque es por mi padre por quién yo pregunto. Perdone.
               - Bueno,  pues lo siento.  
   Un espeso silencio se hizo dueño de la situación hasta que  colgué porque no sabía qué decir.  
   Mi madre me miraba impaciente, le conté el resultado de la conversación y ambos nos quedamos atónitas.
    De pronto, nos miramos con cara de espanto.  Las dos a la vez tuvimos  un presentimiento negro, !negrísimo! Tanto trabajo y tanto viaje…Ante tan nefasto presagio nos  decidimos  a volver a llamar. De nuevo me puse yo al teléfono.
               - Dígame -otra vez la voz adulta.
   - Disculpe que insista de nuevo.  Me ha dicho que  José Pérez Barrios era su marido, pero  ¿era realmente su marido?,  es que… perdone que lo ponga en duda porque yo soy  su hija.
               La señora, que se notaba inquieta y ofendida,  dijo de muy  malos  modos :
   - ¡Naturalmente que soy su mujer!, bueno lo fui.  Y  para más datos nos casamos el 26  julio de 1953  y tenemos cuatro hijos y …

   Para que os voy a contar la que allí se armó. Después de juicios, apelaciones, contra apelaciones  y demás cuestiones legales, mi tía y Josefa, ( así creo que se llama la otra mujer del tío  Fonso) compartieron  pensión de viudedad  hasta que hace cuatro años murió mi tía Manuela