jueves, 13 de marzo de 2014

EL DERECHO A LA VIDA



Pienso en ti cuando me levanto y cuando me acuesto.  Te echo de menos a la hora de de desayunar y a la hora de comer  y a la hora de cenar.

Sí hijo mío,  porque te quise, y te quiero, con todas mis fuerzas te echo de menos.

Aunque sé  que  lo peor era que me hubieras sobrevivido y que esa era mi mayor preocupación cuando vivías.

Aunque sé que, a pesar de que estabas rodeado del amor de tu familia y de todo tipo de comodidades y atenciones, no eras feliz.  Porque sabías que eras diferente, porque querías volar pero habías nacido sin alas.  Porque querías tener  trabajo y  casa propia  y  familia, y  amigos… Porque querías ser independiente, como los demás …  y sabias que no podías.

Sí hijo mío, lloro por ti y por todos los que como tú nacen sin destino ,  sin posibilidades de tener una vida  plena.  Porque, aunque algunos, faltos de todo tipo de empatía,  crean que no sienten ni padecen, sí que sienten  y sí que padecen.

Todos tenemos derecho a la vida, a una vida plena, con días felices y días dolorosos, acertando o equivocándonos… sí, pero siendo independientes.
UNA MADRE

No hay comentarios:

Publicar un comentario