sábado, 5 de junio de 2010

NACIERON JUNTAS . Por Amparo Santana Infante

Estamos en Junio, en plena campaña electoral. El ambiente que se respira es de júbilo, las caras de la gente lo reflejan. Es emocionante pasear por las calles, mezclarse entre las personas, ver todo lo que está pasando y sentir esa sensación de libertad, que tanto nos ha costado conseguir.
Me acerco a mi Ayuntamiento para ver si estoy en las listas del censo. Busco Santana Infante, cuento cuatro y, ¡menudo susto!, es el nombre de mi hermana y no el mío. Me pongo nerviosa, miro a mi hermana y ésta me dice que vuelva a repasar la lista, que por mi nombre debería ser la primera y no la cuarta... miro y respiro: sí puedo votar.
Hoy es la víspera de las votaciones y, como no quiero esperar a última hora, estoy preparando mi voto y el documento de identidad. Me embarga la emoción: no puedo imaginar la sensación de poder depositar mis esperanzas, mis ideas, mis ilusiones, en una pequeña urna. Es la primera vez y estoy nerviosa. La primera vez en demasiados años. Pero, por fin, podríamos ser gobernados por las personas que íbamos a elegir.
Pero la vida da muchas vueltas. Miles de imprevistos. Al final, no pudo ser: todo quedó en un deseo. Tenía que estar inexcusablemente en otro sitio y no podía aplazarlo: tenía que ser... ya. El motivo fue que una personita no quiso esperar más. No pensaba perderse el acontecimiento. Deseaba estar aquí con todos nosotros y ser partícipe de la democracia que se iba a estrenar. Ahora esa personita está entre mis brazos.
Hoy jueves, quince de junio de 1977, a las cuatro y treinta nació mi hija. Sí, esperó lo justo para nacer en libertad, esa libertad que era y es un derecho fundamental para todo ser humano, y que a los españoles y españolas se nos había negado durante demasiado tiempo.
Mi voto sigue en el bolso.

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