miércoles, 21 de noviembre de 2012

LOS COLORES DEL ALMA. Ella no lo sabe.

 Tiene cincuenta y pico años.
Fue la última hija de cuatro hermanos que vivieron en el seno de una familia acomodada, es decir, una niña bien  con una vida color de rosa.
Se casó con un amigo de siempre  creyendo que estaba enamorada pero pronto conoció el desamparo de  de  vivir con un alcohólico y  la negrura del desamor.  Aun así aguantó por los hijos, hasta que  la situación se hizo insostenible y llegó la separación,  la reconciliación y finalmente el divorcio,  eso sí, siempre arropada por su familia.
Y la vida se fue sosegando, y se tornó apacible, a pesar de que cayeron sobre sus hombros muchas responsabilidades  y tensiones: sacar adelante su empresa, educar a sus hijos en solitario y  cuidar a su padre…
Ella no sabe  que es fundamentalmente buena, cariñosa, generosa y sincera,  dice que tiene mal genio, que a veces se pasa defendiendo sus ideas…   pero yo sí lo sé porque soy su amiga,  y en su compañía me siento  en una atmósfera a veces  violeta  y a veces fucsia, que son mis colores preferidos.

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