sábado, 17 de noviembre de 2012

LOS COLORES DEL ALMA. Una madre coraje.


Pasa de los sesenta
Su infancia fue gris, un gris metálico y frio. Creció entre una madre distante y la ñoña beatería al uso del colegio de monjas. Pero a veces saltaban chispas de colores al abrigo de su padre, cabal, cariñoso y complaciente.
Pasados los veinte conoció a un hombre “hecho y derecho” trece años mayor que ella. Iniciaron un romance rosa pálido que al volver de la luna de miel ya era otra vez gris. Pero salió el arco iris cuando nació su hija y luego su hijo. 
Y ahí sigue, a pesar de que el cerebro del niño se quebró al nacer y pronto supo que era “diferente”, a pesar de que un día le dijeron “tienes cáncer”, a pesar de la larga enfermedad de su marido, a pesar de que su hija se olvidó de agradecerle sus desvelos…
Sí. Con su entrega, sus cuidados, su  generosidad, su iniciativa y, sobre todo, su alegría  nos ilumina a todos, aunque ella pretende disimularlo refunfuñando de vez en cuando. 
Es mi amiga y yo la quiero.

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