jueves, 12 de noviembre de 2009

Luisa Álvarez Iglesias: Deportista de Élite



MI MONITORA DE GIMNASIA

Luisa es espléndida en todos los sentidos: es corpulenta y a la vez esbelta, como corresponde a una deportista, y utiliza como único maquillaje una sonrisa generosa y acogedora.

Su afición por el deporte le viene de su padre, un entusiasta que, desde que era muy pequeña jugaba con ella a hacer ejercicio

“Nos reunía a mis hermanos, a una prima y a mí y hacíamos una tabla de gimnasia antes de comer”

Comenzó en el piragüismo a los once años. Había sacado buenas notas y, como premio, su padre le ofreció ir a los campamentos de Ensidesa o empezar a entrenar con "Los Gorilas"

“Ya nunca lo dejé hasta hace unos cinco años. La verdad es que la gente en general no veía muy bien que las chicas hiciesen ejercicio y mucho menos entre hombres. Además era un deporte que no estaba preparado para las mujeres: En Trasona, por ejemplo, teníamos que cambiarnos en la furgoneta o debajo de un hórreo… donde se podía. Se veía como algo poco femenino, aunque, como las pocas que lo hacíamos teníamos buen tipo y viajábamos mucho, a la hora de “ligar” era una ventaja”

Es muy cierto y aunque en Candás había espíritu deportivo, en el caso de las mujeres todo se reducía a la gimnasia rítmica y algunos tipos de juegos de pelota como el voleibol.

Pronto se pudieron observar las posibilidades de Luisa para el piragüismo y cuando sólo llevaba dos años en ello ya optaba al oro en un campeonato de España con chicas cuatro o cinco años mayores que ella. Pero estos logros tenían detrás grandes dosis de trabajo y sacrificio. Desde octubre hasta abril, fecha en la que empezaba el campeonato de España podían salir los sábados, pero a partir de ese momento, dado que las pruebas solían ser en domingo, se acababa la salidera, había que irse pronto a la cama y en buenas condiciones físicas.

“Al final hacías tu grupo de amistades entre la gente que se mueve como tú, no había otro remedio”

Ganó su primer campeonato de España en 1977 en Mequinenza ( Zaragoza) Fue una proeza porque ella sólo había competido aquí y se encontró con las piragüistas del equipo nacional. Después llegó el primer campeonato del Mundo y finalmente a las Olimpiadas. Pero no fue nada sencillo, incluso dejo de competir durante cinco años decepcionada por la discriminación que sufrían las mujeres cuando se trataba de competir en la élite: llamaban a los quince primeros de entre los chicos y las mujeres quedaban relegadas.

“Para la Olimpiada de Barcelona 92 contrataron a un seleccionador húngaro. Yo le pregunté abiertamente si tenía alguna posibilidad en el caso de que hiciera los tiempos, dado que era mujer y tenía treinta años: el sexo y la edad son dos fuentes de discriminación en el deporte, y en la vida. Él me dijo que sí, que sólo le importaba el crono y que si estaba dentro de las cinco mejores iría sin ninguna duda. Así que me animé, comencé a entrenar de nuevo con un médico que me daba unas directrices y lo conseguí".

Cuando abandonó la competición pasó a entrenar en Trasona y como tal ha participado en diversos campeonatos mundiales y en la Olimpiada de Atlanta, actividad que ha abandonado hace cinco años. El problema es el después. En Europa, en general, se preocupan por que los deportistas de élite tengan un futuro cuando se retiran de la competición, pero en España vamos muy atrasados en ese sentido, aunque parece que se va haciendo algo, pero poco a poco.

“Cuando empiezas a competir a alto nivel la opción está clara: o estudias o entrenas. Así que el futuro te queda hipotecado. Ahora parece ser que hay un convenio con la Policial Nacional y los deportistas de élite tienen puntos a la hora de opositar, pero aquí vine la cosa de la edad: menores de treinta años. Eso es algo que no entiendo bien, si pasas las pruebas físicas, ¿por qué límites a la edad? En medio de todo yo he tenido suerte porque el Ayuntamiento de Carreño se ha preocupado de mí y aquí estoy, en este centro polivalente gracias a que Ángel Riesgo ha informado positivamente a la empresa que lleva este servicio”


Luisa es una mujer de mundo, abierta, simpática, servicial, agradable… será algo genético o es que el deporte ha modelado su carácter, o ambas cosas a la vez.

Ahora no voy a gimnasia porque me coincide con la hora de la piscina, pero cuando voy a informática echamos una parrafada, y me encanta, porque soy una admiradora de esta gran luchadora contra la discriminación tanto de sexo como de edad.

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