miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿Qué en qué pensamos las mujeres?


Una se levanta a eso de las siete de la mañana y ya puedes estar organizada: haces el desayuno para la familia, recoges lo que puedes, haces las camas y pones la lavadora, y, tu marido, que no es nada machista, “echa una mano” y lleva los niños al cole. Y tú te duchas, desayunas mal y corres al trabajo. Si tienes suerte y haces jornada continua, vuelves del trabajo, calientas la comida que preparaste la noche anterior y tu marido echa otra mano y te ayuda a poner la mesa. Comes corriendo y friegas las ollas y las sartenes mientras tu marido mete los platos en el “friega”. Luego limpias la grasa de las mesetas y fogones, pasas la fregona por el suelo, tiendes la ropa, planchas y haces la lista de la compra, bien detallada, para que tu marido vaya al super si es necesario. Luego sacas los platos del “frega”, recoges lo más importante y pasas el aspirador y el polvo si no quieres echar el fin de semana haciéndolo. Distribuyes la ropa limpia y de paso arreglas un poco los armarios, y mientras, tu marido, va a recoger a los niños y se queda un ratito en el bar para no darte la lata y dejarte que puedas ver la tele sin estorbos. Después das de merendar a los niños y revisas sus deberes mientras vas preparando el puchero del día siguiente. Y, al fin, te sientas a ver el “pasapalabra”, pero antes de que acabe te levantas a preparar la cena y el baño de los niños. Los bañas, les das la cena y los acuestas. Y en esto llega tu marido, contentillo, que cena con muy buen humor y te urge a que dejes los cacharros de la cena sin fregar para ir a la cama. Tú vas, y pasa lo que pasa, y luego te das cuenta de que si dejas la cocina sin fregar, a la mañana siguiente no te da tiempo a organizarte. Así que te vuelves a levantar, aunque las piernas aún te tiemblan, recoges y friegas la cocina someramente. Luego, te vuelves a la cama, pero retrocedes para limpiar los zapatos de la familia. Mientras te acuestas, sopesas lo que tienes que hacer para el día siguiente, y, ahora sí, ahora, ya te puedes poner a pensar.

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